Cuando empecé a sentirme atraída por los chicos la cosa cambio, me fijaba en ellos como algo más que simples compañeros de juegos, me los imaginaba cogiéndome de la mano y escribiendo cartas de amor.
Un día conocí a alguien diferente, un chico mayor que yo, supongo que por eso lo veía diferente. Con el tiempo fue convirtiéndose en mi mejor amigo hasta que un día me beso. Mi primer beso. Yo creía que me moría y que había encontrado al amor de mi vida, a mi príncipe azul que me trataría como una princesa pero claro.. cuando eres pequeña, ¿quién no piensa eso? Nuestra historia no duró mucho pero todavía hoy me acuerdo de él y de los buenos momentos que pasamos juntos.
Después de esa historia pensé que nadie podría remplazar lo que viví con él, pero una vez más me equivoqué.
Un día conocí a un chico, no me fijé mucho en él pues era de lo más normal aunque con unos ojos preciosos, que me gustaron muchísimo.
Poco a poco nos fuimos haciendo amigos y cogiendo confianza. Yo dejé de verlo como un simple chaval, empecé a ver todo lo bueno que había en él. Me gustaba su forma de mirar, me enamoré de su sonrisa, de sus manos y de su pelo, de su manera de entenderme, de escucharme y aguantar mis chiquilladas. Deje de querer solo su amiga y pasar a más, y no me conformaba con besos, de él quería más y más.
Hasta que un día quedamos para estar a solas. Los dos sabíamos que es lo que iba a pasar ese día.
Llegué nerviosa pero el sabía controlar la situación, cuando me vio se acercó y agarrándome por la cintura me besó, un beso corto, un roce de labios y esto se repitió una y otra vez durante ese día. Y a mi me gustó mucho, quizás demasiado, pero claro las cosas no son tan fáciles.
Nunca estuvimos juntos y ahora solo puedo conformarme con algunos momentos juntos, besándonos hasta desgastarnos, aunque es cierto que ya no siento lo mismo que al principio.
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